La Gloria de Monóvar – José Mariano Milego

LA GLORIA DE MONÓVAR

MONÓLOGO EN VERSO

ESCRITO POR

JOSÉ MARIANO MILEGO,

basado en un hecho histórico Y REPRESENTADO POR EL NIÑO-ARTISTA EMILIO GALDÓ ROBLES,

en la noche del 13 de Abril de 1885.

ALICANTE: 1885

ESTABLECIMIENTO TIPOGRÁFICO DE ANTONIO REUS
calle de Jorge Juan, números 11 y 13.


lagloriademonovar

La present obra ha estat reeditada per a conmemorar

Al Ayuntamiento
de la
Muy Noble, Fiel, Ilustre y Leal
Villa de Monóvar

Esa dignísima corporación representa genuinamente al pueblo a quien hoy ofrezco un tributo de admiración y cariño, recordando sus gloriosos timbres en una humilde composición rítmica.
Séame, pues, permitido ofrecer á ese Ayuntamiento la dedicatoria de este modesto trabajo, ya que no me es posible estampar en la primera página los nombres de todos los hijos de Monóvar, cuyos aplausos resonaron en mi alma y, en ella, su recuerdo vivirá eternamente.
José Mariano Milego
Alicante: Mayo del 85

DETALLES DEL MONÓLOGO

La acción pasa en Monóvar, á mediados del siglo XIV.
La escena representa una lujosa estancia de un antiguo palacio, adornada según el gusto de la época.
Puerta al foro y á cada lado de la misma una panoplia con escudo nobiliario.
Ventana á la izquierda y frente á ella, junto al proscenio, una mesa y un sillon blasonado. Sobre la mesa una espada y algunos libros y papeles.
El único personaje de la accion, es un jóven guerrero, que aun casi en la convalescencia de peligrosas heridas recibidas en el campo de batalla, se apresta de nuevo á la lucha.

ESCENA ÚNICA

Al levantarse el telon, aparece el jóven guerrero sentado en el sillon blasonado, y apoyada la frente sobre la mano izquierda, como abstraído por múltiples pensamientos.- Instantes de pausa…
Los primeros resplandores del crepúsculo matutino colorean la escena.
Pasados cortos momentos, en que la mímica apropiada á la situacion sustituye á las frases, el actor, mirando hacia la ventana con expresion de complaciencia, comenzará su parlamento.

Luce el sol!.. Un nuevo día
y otra risueña esperanza…
Ya se pierde en lontananza
la realidad más sombría,
y recibe el alma mía
con el beso de la aurora,
la ilusión más seductora
y el ensueño más hermoso,
que es manantial deleitoso
en mi fiebre abrasadora.

(Pausa.)
Largas horas de terror
y eternas noches de espanto
empapadas con mi llanto,
en el lecho del dolor
sufrí, sintiendo el rigor
de la más adversa suerte;
pero luché con la muerte
y hallo, al recobrar la vida,
una espada no vencida,
y un corazón siempre fuerte.

Caí, como cae el bueno
en el campo de batalla…
(Vá alzándose del asiento, como sintiéndose
enardecido por el recuerdo de la lucha.)
teñida en sangre la malla,
con el ánimo sereno,
de heróico entusiasmo lleno,
con brío, sin vano alarde…
¡Aún con el recuerdo arde
toda la sangre en mis venas!
¡Cuán presto pasan las penas
del corazón no cobarde!..

(Pausa.)
Y hoy en mi pátria, en mi hogar,
á la lucha me apercibo:
¿no vivo aun?… Pues si vivo,
mi destino es batallar.
Vuelva mi acero á brillar
y alcance el laurel glorioso,
y pues luce esplendoroso
el astro del nuevo día,
renazca en mi la alegría
de un porvenir venturoso.

(Coje la espada que hay sobre la mesa, blandiéndola con juvenil entusiasmo.)
¡Mi espada… Siento el ardor
de la jigante pelea…
La más hermosa presea
que ciñe el conquistador;
en ella cifro mi honor
y ella á luchar me convida,
y pues aspiro á la vida
de la fama y de la gloria,
grabe mi nombre en la historia
en roja sangre teñida.

Hoy por el rey castellano
ofrezco mi invicta espada,
(Mirándola con expresión de orgullo y altivez.)
y en memorable jornada
lucharé cual buen cristiano.
Hoy acepto al soberano
á quien recibe mi villa, (a)
y doblego la rodilla
cual vasallo siempre fiel,
ante el que llaman Cruel (b)
(Marcando mucho la frase, con desdeñoso acento.)
los feudales de Castilla…

(Mientras vuelve a dejar la espada sobre la
mesa con sumo cuidado, como quien fija el
pensamiento en una idea determiada, pronuncia
con intencionado acento y tono irónico las
frases que siguen.)
¡Cruel, don Pedro Primero!..
!Cruel, porque los señores
turbulentos y traidores
temen su pujante acero!…
Llamáranle Justiciero
y llegaran á acertar;
que rey que sabe luchar
defendiendo su corona,
lo aclama el pueblo y pregona
por ídolo popular.

Contra opresora nobleza
que inmola al pobre villano,
el monarca castellano
brinda justicia y realeza.
Ni coronada cabeza,
ni señorío feudal,
se impone al sólio real
contra el pueblo que lo aclama…
¡Él es rey que al pueblo ama,
y, ante él, todo el mundo igual!

Y hoy viene á tí, pueblo mío,
(Mirando hácia la ventana.)
hoy pisará tus dinteles:
ofrécele tus laureles,
que él te brinda poderío (c)
contra opresor señorío
tendrás en él defensor;
de su justicia al rigor
caerá el prócer altanero,
y el rey don Pedro Primero
será tu libertador…

(Al proscenio.)
Monóvar rincon bendito,
pueblo nacido entre sombras (d)
y que hoy ya tu suelo alfombras
con el laurel no marchito;
tú de libertad al grito
siempre te viste triunfante, (e)
y, con tu explendor brillante,
fuiste perla codiciada
en la corona preciada
que se conquistó Alicante.

Tú en poder del Agareno, (f)
ni por contraria fortuna
te humilló la media luna,
ni herir alcanzó tu seno.
De noble entusiasmo lleno
y con heróico valor,
mitigando tu dolor
te libertó del verdugo,
destrozando el férrero yugo
Don Jaime el Conquistador. (g)

Y aunque te vuelvo á mirar
en el libro de la historia,
oscurecida tu gloria
sufrir cautiva y llorar,
logras al fin despertar
y tus señores feudales
te aprecian en lo que vales, (h)
y te alzas libre y ufana,
imperando soberana
con alientos colosales.

Siempre grande, siempre altiva
siempre generosa y fuerte, (i)
tú despreciaste la muerte
antes que vivir cautiva.
Bien es que el pueblo reciba,
ese pueblo noble y fiel,
(Marcando mucho el verso.)
con hurras y con laurel
al rey que al pueblo prefiere,
y que por el pueblo, quiere
que le llamen el Cruel…

(Con entonación entusiasta, y siempre al proscenio.)
Monóvar, ilustre villa, (j)
lega al libro de la historia
una página de gloria
que ya refulgente brilla.
Ten, para el rey de Castilla,
tus más preciados honores,
y dirán en tus loores,
(Grito enérgico y levantado.)
«ese pueblo, no consiente
ni servilismo que afrente,
ni feudales opresores»

(Transición.- Pausa, durante la cual coje la espada, colgán dola del tahalí, mientras dice los primeros versos.)
Ahora, ciñamos la espada
que el puesto de honor espera,
y ya en la triunfal carrera
debe aguardar la mesnada.
(Se oye algún lejano ruido, pero no muy fuerte.)
De la villa alborozada
el grato rumor se escucha,
y pues mi ansiedad es mucha,
hácia el Castillo volemos,
y al rey triunfante aclamemos,
ó luchemos, si es que hay lucha…
Rey don Pedro!..

(Dirigiéndose hacia la ventana, como si en el exterior estu viera la persona á quien invoca.)
El Pueblo mío
en tus brazos te recibe,
porque así en la historia escribe
su expléndido señorío.
Tú abates el poderío
del feudalismo opresor,
tú eres el libertador
del esclavo de la gleba,
y él te ofrece hermosa prueba
de civismo y de valor.

¡Hurra por tí!… Los laureles
alfombren hoy tu camino,
ya que te trajo el destino
á pisar nuestros dinteles.
(Con creciente entusiasmo y preparando el final.)
Dispongamos los troqueles
para grabar tu memoria,
y que repita la historia
con ecos que al mundo asombre,
¡que la libertad del hombre
es de Monóvar la gloria!

TELÓN RÁPIDO.

NOTAS EXPLICATIVAS DE ALGUNAS FRASES DEL MONÓLOGO

Nota, letra (a)
«Hoy acepto al soberano
á quien recibe mi villa…»
En 1363, la villa de Monóvar recibió con entusiasmo al rey de Castilla D. Pedro I, ofreciéndole un expontáneo homenaje de adhesión inquebrantable.
«Y es tanto más de notar este hecho – escribe un célebre historiador de nuestros días – cuanto que fué Monóvar una de las contadas poblaciones que no se habían apresurado á ofrecer valiosos presentes, por medio de enviados serviles y aduladores, al temido rey de Castilla, cuya expedición por esta comarca (se está refiriendo á la de Alicante) dejaba indelebles señales sangrientas. »
Monóvar ofrecía, pues, sus laureles al rey D. Pedro, porque se había encariñado con quien representava la causa del pueblo, tan vejado por los señores feudales.

Nota, letra (b)
«ante el que llaman Cruel
los feudales de Castilla…»
Aunque algunos pretendan rechazar la apología del rey D. Pedro I que ponemos en lábios del protagonista, han de concedernos que no sin sobrada razón y teniendo á la vista documentos históricos de gran valía, hemos podido decidirnos á dedicar una frase de defensa á la calumniada memoria del monarca de Castilla, que despues de todo, -y en esto se hallan contextes sus mismos detractores- es una gran figura histórica, cuyos diez y nueve años de reinado ha ofrecido materia más que suficiente á distinguidos publicistas para las disquisiciones más eruditas y profundas.
Motivo de levantadas controversias ha sido -y lo es en la actualidad- el calificativo que el severo jucio de la historia adjudica al rey D. Pedro.
Dos términos completamente opuestos (aunque coinciden en la aceptación de los hechos históricos del rey castellano), señalan el paso por el sólio real del hijo de Alfonso XI: el dicatado de Cruel y el de Justiciero se disputan la supremacía, y en pró de uno y otro alegan los historiadores todo género de razonamientos.
En los dos bandos figuran plumas muy autorizadas y nombres respetabilisimos en la república de las letras.
Nosotros, á fuer de imparciales y queriendo justificar las frases de alabanza que dedicamos al rey D. Pedro, hemos de ofrecer á nuestros lectores -entre las muchas que podríamos mencionar- algunas citas de juicios histórico-críticos, completamente opuestos unos de otros, acerca del rey D. Pedro, para que resulte debidamente señalada la eterna polémica que sostienen historiógrafos y comentaristas, cuando al hijo de Alfonso XI dedican los vuelos de una bien cortada la pluma.
Entre la respetable falange de eruditos é historiadores que se ensañan contra el rey D. Pedro, llegando un autor francés1 á afirmar que… «á medida que se avanza en su historia (la del monarca de Castilla), se nota más y más la odiosa conducta de este mónstruo, á quien por honor de la humanidad, debemos suponer atacado de una especie de vértigo;… » entre todos ellos, en nuestros días, el ilustrado Sr. Fernando del Rio, en su Memoria premiada por la Academia de la Lengua, presentada á don Pedro sobradamente digno de ser apellidado con el sobrenombre de el Cruel, «como quien convertía, dice, en máximas de política las pasiones de la incontinencia, de la perfidia y de la venganza, y con cuya muerte pareció que la pátria y la humanidad se libertaban de un gran peso»
Despues de estas frases, léanse estas otras y júzguese:
«…Floreció en efecto en su glorioso reinado la administración de justicia, el establecimiento de las leyes políticas y el adelantamiento de las militares; misericordia con los pobres, la veneración á la iglesia, el respeto a la religión, el culto á los templos, el temor á Dios, y en una palabra, cuanto pudo concurrir á formar en D. Pedro un íntegro legislador, un capitán valiente, un cristiano perfecto, un juez severo, un padre caritativo, un monarca apacible, y un rey á ninguno segundo, digno por esto de los nombres de bueno, prudente y justiciero.»
Ante contraposición tan marcada, permitido nos ha de ser aceptar, como más imparcial, el juicio histórico-crítico vertido en un modesto Manual para la niñez, por un ilustrado autor de nuestros días, D. Modesto Infante, que comprende cuanto se puede escribir acerca del reinado de D. Pedro, en esta forma:
«…Duro de carácter, si bien justiciero, manchó tantas veces sus manos de sangre, que el vulgo le dá el triste apellido con que le designamos arriba. Ciertamente que los revoltosos nobles de Castilla intentaban reinar sobre él, y que muchos de sus efectos eran hijos de su época: pero no se puede negar que sus cortos años, sus violentas pasiones, y las dificultades sin número que le rodeaban, exasperaron sus buenas prendas, pues en las Córtes de Valladolid propuso al reino mejoras peregrinas, y en algunas de sus acciones se vislumbran rasgos de rey prudente.»
Véase, pues si tenemos ó no razón para dedicar al rey D. Pedro una frase de elogio, sin que por esto pretendamos presentarlo como varon ejemplar y modelo de toda virtud, como lo hace su apologista del siglo XVIII.

Nota, letra (c)
«Ofrécele tus laureles
que él te brinda poderio.»
No escasas mercedes recibió Monóvar del monarca castellano, siendo la más señalada la concesion de la carta de franquicia otrogándole la próroga de todas las inmunidades de que gozaba desde el año 1330; concesión muy estimable teniendo en cuenta el carácter absoluto del que la hacia.

Nota, letra (d)
«Monóvar, rincon bendito,
pueblo nacido entre sombras… »
De la historia de Monóvar en los primitivos tiempos, apenas se tiene escasas é incompletas noticias. No existe documento alguno que pueda disipar las densas tinieblas que envuelven su orígen, y durante la dominación árabe, es cuando comienza á figurar en la historia, «como tambien Chinosa (hoy Chinorla casi despoblado),» segun afirma un erudito escritor contemporaneo.

Nota, letra (e)
«tú de libertad al grito
siempre te viste triunfante… »
Monóvar es uno de los pueblos de la provincia de Alicante, cuyos hidalgos hijos han sabido sentir siempre el enardecimiento de las ideas liberales.
En él no ha arraigado nunca el fanatismo, y, dicho sea en su elogio, cuantos triunfos han alcanzado en nuestra pátria los ideales modernos, han tenido como valerosos adalides á los hijos de Monóvar.
Ya que no intentemos aglomerar citas y hechos que prueben nuestra aseveración, sea esta ocasión propicia de dedicar un sentido recuerdo al ilustre monoverense D. Gregorio Verdu, «bizarro brigadier de ingenieros, que despues de haberse distinguido por su preclaro talento durante sus estudios, en los que siempre obtuvo la nota de sobresaliente, y despues de alcanzar gloriosas cruces por su valor y pericia, que forman la apoteósis del militar distinguido, murió en el ataque y toma de una fuerte posición carlista, en las inmediaciones de Dima, en Enero de 1876.»
Enaltecida sea la memoria del heróico mártir de la Libertad!
¡Vivan la vida inmortal de la gloria, quienes por la Libertad mueren!

Nota, letra (f).
«Tú, en poder del Agareno…»
En el año 1200 figura ya Monóvar en la historia, bajo el poder mahometano, siguiendo en todo la suerte de Alicante, y demás villas y castillos comarcanos, aunque conservando grandes privilegios que el yugo agareno no pudo destruir.

Nota, letra (g).
«destrozando el férrero yugo
Don Jaime el Conquistador. »
El gran rey Don Jaime, cuyas gloriosas hazañas han tenido un inspirado romancero alicantino, D. Miguel Amat y Maestre, ganó á Monóvar en 1258, librándola del poder mahometano, y poblándola de cristianos poseedores de los má apetecibles privilegios.

Nota, letra (h).
«y tus señores feudales
te aprecian en lo que vales…»
El rey D. Alfonso II, premiando los buenos servicios del noble don Gonzalo de García, le donó la villa de Monóvar en el año 1328; y el señor de la villa vió tan grandes merecimientos en sus valerosos hijos que, á los dos años de la donación, los hizo francos, sin excluir sus bienes, relevándolos del pago de todo pecho, impuesto ó alcabala, así como les hizo merced de todo derecho en la corona de Aragón.

Nota, letra (i)
«Siempre grande, siempre altiva,
siempre generosoa y fuerte… »
Completando las noticias históricas acerca de la villa de Monóvar, nos permitimos reproducir el extracto que un distinguido profesor alicantino3 inserta en un Manual Geográfico-Estadístico, recientemente dado á la estampa.
Despues de hacer constar la entrada del rey D. Pedro I en Monóvar (1363), el historiador escribe:
«Mas tarde (Monóvar) pasó al poder de D. Pedro Maza de Linaza, que la compró por 90.000 florines en 1471; desde cuya época fué su señor territorial el Duque de Hijar, que á la expulsión de los moriscos en 1609, procuró que nadie les vejase… »
«Durante la guerra de sucesion, defendió con tal decision la causa de D. Felipe V., que, terminada aquella, fué declarada villa con los honrosos títulos de Muy noble, Fiel, Ilustre y Leal, añadiendo al escudo de sus armas la flor de lis.
Hace por armas un escudo con tres castillos en fondo blanco, dos leones las cinco barras sangrientas de Aragon, la flor de lis y una corona.»

Nota, letra (j)
«Monóvar, ilustre villa»
No se estrañe que, en la época en que se supone la acción, llame á Monóvar villa el protagonista dela obra. En documentos y libros antiguos, hemos tenido ocasión de leer que, muchas veces, se llamaba ciudad á poblaciones que, legalmente, aún tal título no habian recibido, si bien gozaban ya de todas sus preeminencias.
En nuestros dias, Monóvar es una de las más importantes villas de la provincia de Alicante, digna de todo género de alabanzas por la cultura, honrradez y laboriosidad de sus hios, y por su incansable afan de adelantar en el camino de la civilizacion y del progreso.
Dista de Alicante 38 kilómetros, y confina al N. con Salinas y Elda; al E. y S. con Novelda, y al O. con el Pinoso; disfrutando de un clima fresco y saludable, y ofreciendo un agradibilisimo aspecto, con no pocas construcciones modernas y de muy buen gusto, entre ellas el nuevo Casino que es, sin disputa, uno de los mejores de la provincia.
Cuenta la villa, según el último Censo, con 9.268 habitantes y 1.686 edificios; siendo sus principales industrias la fabricación de aguardientes, aceites y jabon, produciendo el cultivo de sus tierras magníficas cosechas de vino, así como almendra, cereales, anís, sabrosas frutas y hortalizas.
Está unida á la capital por una carretera de primer órden y por la vía férrea de Madrid á Alicante.
Tal es la villa á la que hemos dedicado la humilde flor rítmica, que ha motivado estas notas explicativas ó aclaratorias de algunos conceptos y de algunas frases, que nos ha parecido oportuno comentar sin que lo hayamos hecho suscintamente y muy á la ligera.

la Primera Comunió de

Laura Poveda Prats

que es va celebrar en l’Esglesia Arxiprestal de Sant Joan Baptista de Monòver

el 10 de maig de 1998

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