Santuario de lágrimas
Con palabras mutiladas por el escondido dolor te abres paso entre la muchedumbre.
Una multitud de oscuras voces secciona tu cerebro.
¿Cuánto impulso sin fruto se amontona en tu rostro?
¿Cuánto asesinato de luz mancha en oscuros coágulos tus manos?
El tequila perfora tu aliento.
Tu estómago arde entre llameantes estertores
y parece que el desorden vaya a reventar como una naranja en tu pecho.
La música flota en el aire con sus pesados humores.
Se derrama alcohol en la barra.
La pútrida locura se abre paso a través de los negros pasadizos de tu alma.
Quebrantada está la fe en ti mismo.
Quebrantada la suculenta confitura espiritual.
Los implacables dioses de la madrugada lanzan su tensa red púrpura sobre tus sentidos.
Comienza el ritual.
Cualquier antro sirve como santuario de lágrimas.