Cosas de la guerra. Francisco Montoro

Cosas de la guerra

He reunido mucho material de los años 1936 – 1939, referido a Monóvar, consistente en documentos y relatos orales, con el propósito de hacer un libro, pero al final, por el momento, he desistido, no me he atrevido. Aunque han pasado 60 años, podría resucitar circunstancias, desgracias y atrocidades ocurridas durante la Guerra Civil. Pero no he podido resistir la tentación de realizar este trabajo contando algunos hechos y anécdotas de aquellos años que representan parte de la historia pequeña de nuestro pueblo. Ruego a mis paisanos no vean en estas líneas intención alguna, sólo se trata de unos recuerdos, relatados con amenidad, sencillez y salpicados con unas gotas de humor. Para los mayores serán recuerdos de un tiempo pasado; para los jóvenes curiosidades que quizás les hagan sonreír sin llegar a comprenderlas.

UNA CALLE EN MEDIO DEL CASINO

A primeros de Abril de 1936 corre un rumor por el pueblo: se va a prolongar la calle del Maestro Don Joaquín, atravesando, por medio, el jardín de abajo del Casino y el «hort del sabaté», hasta llegar a la carretera de la Ronda. Los comentarios son diversos, unos ven la ocasión de pasar por el aro «as señorets»; otros, sobre todo, la Junta del Casino, pone el grito en el cielo. No llegó la sangre al río y se dejó el proyecto, según se expone en acta del Ayuntamiento de fecha 4-4-1936, que dice: » El Sr. A. dice que se ha estudiado el asunto y se llamó al Sr. aparejador para que emita dictamen y les expuso, caso de intentar el Ayuntamiento a efecto la continuación de la calle Maestro Don Joaquín, atravesando los jardines del Casino, resultaba que si la Sociedad «Casino de Monóvar» pedía que se expropiara el edificio y el resto de los jardines se tendría que hacer y claro, se ha demorado el asunto para consultarlo con otras personas a ver si se encuentra una fórmula que no tenga la importancia de lo señalado».

NUEVA ROTULACION DE CALLES

Para festejar el Quinto Aniversario de la llegada de la República, y a instancias de los partidos, se acuerda el cambio de nombre de muchas calles.(Acta 18-4-1936). «En consecuencia, de conformidad en el informe emitido por la Comisión de Ornato, acordó variar la rotulación de calles propuesta de la forma siguiente:

Nombre antiguo Nombre nuevo Nombre actual

Gitanos Joaquín Costa San Pablo

P. Ex-convento Avd. del 14 de abril Ex-convento

Negros Nicolás Salmerón Matías Giménez

San Juan Luís de Sirval San Juan

Cánovas Primero de Mayo Comunidad Valenciana

Huertos Avd. de Lafuente Carlos Tortosa

Abadía Cervantes Luveral

Colecta Francisco Ferrer. Colecta

Codicia Salvador Seguí Codicia

Masianet Pí y Margall Masianet

San Francisco 6 de Octubre de 1934 San Francisco

Santa Bárbara 16 de Octubre de 1934 Santa Bárbara

San José Lenín San José

Iglesia Don Antonio Alfonso Iglesia

Sacristán Sargento Vázquez Sacristán

San Antonio Sánchiz Banús San Antonio

Divina Pastora Bartolomé Cosí. Divina Pastora

San Roque Luís Bello San Roque

José García Verdú Queremón Alfonso Queremón Alfonso

Plaza de Canalejas Plaza de la República Plaza de la Sala

La lista fué aprobada por el pleno, salvo la de Don Antonio Alfonso (médico), que tuvo dos votos en contra. Terminada la Guerra, las calles Cánovas, Salamanca, Canalejas, Abadía y Mancebo fueron cambiadas con los nombres de José Antonio, Calvo SOtelo, Caudillo, Benjamín Mústieles y General Mola, respectivamente.» El Consejero (así se llamaban entonces los concejales), Sr. C.E. manifiesta que ha notado que no figuran los nombres de Azaña, Largo Caballero y Domingo, y entiende que, por lo menos, a la calle de Bohuero debía dársele el nombre de Manuel Azaña y añade que, en caso de acordarse lo dicho, también propone que a tres calles de la ciudad se les pongan los de nombre de Stalin, Dimitrof y Thaclinam».Afortunadamente, por lo menos, las placas rotuladas de las ca lles no sufrieron ningún cambio y el pueblo continuó diciendo los nombres de siempre.Abundando en el asunto de las calles, señalamos, que a los pocos días de proclamarse la República (31 de Abril, 1931) se cambia-ron dos ccalles y una plaza:Acta 25-4.- Mosén Juan (calle Mayor subiendo a la Malva) por José García Verdú, colocando, incluso, la lápida que costó 50 Ptas.Se da el caso curioso que a los 14 días de haberle hecho este honor a Pepito García, su padre, Don José, «empalma un cable de la luz del Ayuntamiento, sin notificar, en la línea de su comercio («Tenda Nova», en la Plaza de la Sala). Se le sanciona a «estar pagando 150 Ptas. en el recibo de la luz durante todo el año».Acta 2-5-1931.- Plaza de Mancebo por Galán y García Hernández. » 5-9-1931.- Codicia por Pí y Margall. Cuartel por Emilio Castelar.

LOS GITANOS

Los gitanos, por desgracia, nunca tuvieron buen cartel en el pueblo, aunque, como en todas las razas, hay de distintas for- mas, clases y comportamientos. En Monóvar hubo una colonia bastante numerosa, que habitaba en las cuevas de la Venta de Blay, Era Alta y alrededores. Veamos, con sentido del humor, el Acta del Ayunta- miento de fecha 23-5-1936:» El Sr. S. manifiesta que hay que hacer desaparecer las familias de los gitanos de la población, porque son enemigos del Régimen, porque no trabajan y porque sus personas y sus viviendas son un foco de infección» A pesar de tan drástica proposición, fueron pocos los gitanos que se marcharon, pero, sin embargo, terminada la guerra, año 1939,llegó a Monóvar un cabo de la Guardia Civil, más bien bajo que alto, que se empeñó en no dejar uno y lo consiguió, ¡vaya si lo consiguió!. Desaparecieron.

LAS DESGRACIAS DE LA GUERRA

El militar monovero Don Gregorio Verdú, hijo de Don Pío, pierde un hijo en la guerra. Veamos el triste contenido del Acta de fecha 17-10-1936 :»La Presidencia da cuenta de un telegrama recibido del Teniente Coronel Gregorio Verdú, Jefe de la Columna de Guadix, que es leido por el secretario y cuyo texto dice así: «He perdido un hijo defendiendo nuestra causa…»Por unanimidad conste en acta el sentimiento del Consejo y que se conteste:»Consejo Municipal y Frente Popular le transmiten sentida manifestación de pésame por la pérdida de su hijo defendiendo nuestra causa. En nombre del pueblo expresole general condolencia.

INCAUTACIÓN

Durante el año 1936 se realizaron diversas incautaciones de fincas, coches, etc., pasando a distintos partidos y quedando los propietarios cacareando y sin plumas, pero si analizamos el Acta del Ayuntamiento de 26-10-1936, seguramente nos hará conocer los acontecimientos de aquellos tiempos:»Frente Popular.- Expone M. que el consejo Local de Agricultura se había incautado de un coche, habiendo satisfecho el importe de la reparación, por haberse negado a hacerlo el propietario.»¡Vamos!, «después de … poner la cama.»

GUSANOS Y MORERAS

La aviación militar necesitaba seda para hacer paracaidas, pero esta clase de tela había desaparecido al cerrarse las impor- taciones; se requisó la que había en los comercios e incluso se dictó un bando para que todas las mujeres entregasen sus medias, cosa que, naturalmente, se hizo a «medias», porque muchas prefirieron exponerse a «ser pasadas por las armas», y hasta algunas de ellas, eso de «pasarlas por las armas» lo entendieron de otra forma y les pareció muy bien. En vista que la situación apremiaba sin encontrar solución, el Estado Mayor movilizó una cosa más: los gusanos. Inmediatamente Murcia puso a trabajar millones de ellos a destajo; de su trabajo empezaron a salir madejas de hilos de seda para abastecer todos los frentes, pero a pesar de todo faltaban gusanos, y moreras para alimentarlos. ¡Gusanos, moreras…es la guerra!, gritaban los huertanos. El Ayuntamiento de Monóvar recibió una notificación que decía, según reza el Acta del 21-2-1938:»Escrito del Comité Sedeño de Murcia, interesando conocer el número de moreras en cultivo en este término y agricultores que estarían dispuestos a cultivar el capullo de seda, y en su caso la semilla que sería necesaria.La Corporación, estimando que en este término no existen moreras, se conteste no es posible atender el cultivo indicado» Monóvar no pudo contribuir a los paracaidas de la «Gloriosa». (En el Bando republicano se llamaba así a la aviación)

POR HUEVOS Y POR GALLINAS

Acta del 24-2-1938:»El representante del Partido Socialista, G., propone que sea racionado el salvado al pueblo, mediante el carnet, conforme al número de aves que tenga cada ciudadano, en evitación a que destine salvado a intercambios y queden muchas aves sin poderse alimentar. E.S. manifiesta su corformidad y dice que se debe dar salvado a todos, tengan o no tengan aves, ya que por medio del salvado se pueden adquirir otros géneros comestibles. C. manifiesta estar conforme con la proposición y G. dice que ya hace bastante tiempo que están hechos los carnets para el racionamiento del salvado. E.S. indica que le parece bien, pero que hi- ciera una declaración de aves, debidamente comprobada, para que en caso de necesidad por enfermo obligar a vender aves o huevos a precio de tasa a quienes los posean» Al leer el lector el texto de el acta, se habrá quedado, como yo, confuso y patitieso; todo es un lío: gallinas, salvado, racionamiento…Entonces, en casi todas las casas tenían gallinasy los huevos eran manjar de dioses, y objeto de cambio por otros alimentos.Al oir que se iba a realizar un inventario, «por huevos» de todas las aves, los gallineros se quedaron vacíos y, por miedo a que se las quitaran, las escondieron por toda la casa, donde las aves se paseaban en plena libertad, dando picotazos a diestra y siniestra. Al final fué un fracaso este asunto, como lo demuestra el acta de 14-6-1938:»En cuanto al salvado para aves, la falta de estadística por la Sección Agronómica, a cuya labor el público no ha contribuido por el temor que al manifestar sus existencia fuese objeto de requisa. Este ha sido el motivo de no tener Monóvar destinada cantidad de este pasto»

SILVESTRE EL DEL AIGUA

Antes de la guerra todavía no existía el agua a domicilio; ha-bía que ir a las fuentes por ella y los cántaros se llenaban bajo los chorros, entre el alegre «parlá» de las mujeres, pregonando las noticias y chismes del pueblo. El agua se depositaba en es gerres, grandes tinajas colocadas en las cocinas y patios de todas las casas del pueblo, salvo las familias pudientes que disponían de depósitos, con ventanitas a la calle, donde descargaba el preciado líquido de los càntaros. Había dos hombres aguaderos en Monóvar: un tal José, con los ojos llenos de legañas y una carretilla, y Silvestre, el más popular e importante porque el oficio lo realizaba con un burro; sobre el animal dos alforjas, con dos cántarosa cada lado; era normal oir decir por las calles: «Silvestre, pórtome tres cárregues» (Así se llamaban los viajes)y el precio erade un real cada una.Silvestre vestía blusa gris los días laborablesy negra los domingos, siempre con el nudo delante. Silvestre era peleón con las mujeres de las fuentes por causa de sus cuatro cántaros que cada vez tenía que llenar. Vino la guerra y por falta de pienso tuvo que vender el burro, por diez duros, a un carnicero del pueblo, y los monoveros se comieron el burro de Silvestre, como un manjar exquisito, después de hacer largas colas en la plaza de abastos. Como no sabía hacer otra cosa, continuó acarreando agua con una carretilla, actividad que le prohibió el Ayuntamiento sin saber el porqué. El aguador recurrió. Como final leamos el acta de 27-6-1938 :»Recurso de Silvestre Mallebrera. Se da lectura al recurso de este ciudadano recurriendo contra el acuerdo del Consejo en el ejercicio de sus actividades consistentes en el acarreo de agua a domicilio de las fuentes públicas y expone en el escrito que padece una enfermedad o imposibilidad que le priva de dedicarse a otros trabajos. Se accede pero que presente certificado facultativo» Con esta muestra, de lo que el día de mañana pudiera ser un libro, termino contradiciendo aquello de «Cualquier tiempo pasado fue mejor», de ninguna manera, ¡aquél fue peor!.

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